Pues
bien, en mi opinión, FAC y PP han estado tirándose los trastos a la
cabeza durante más de medio año y no llegaron a un acuerdo de
gobierno, y ahora que la posibilidad de gobernar no está tan segura
como antaño, se arrepienten de no haber buscado el pacto
anteriormente y a toda costa quieren sellar el acuerdo. Parece ser
que ya lo han hecho. Siempre dije y lo mantengo que el fuerte
carácter de Álvarez-Cascos, que peca de orgullo y prepotencia a
menudo, fue un impedimento muy importante. Antes se veía con la
victoria, y como había arrasado a su antiguo partido político con
un partido surgido de la nada en 5 meses.
En
el caso del Partido Socialista la gestión realizada por el gobierno
Zapatero ha pasado factura y mucha al PSOE en general. Han perdido la
mayoría de las alcaldías de capitales de provincia, y en la
actualidad solo conservan el gobierno de 2 comunidades autónomas. En
regiones como Castilla-La Mancha, Extremadura o Andalucía, donde
siempre el PSOE había sido primera fuerza de manera clara, el PP
logró imponerse en las últimas elecciones. Esto es un síntoma
clarísimo del malestar ciudadano con un partido que no hecho las
cosas bien. Yo siempre dije que no se le podía echar la culpa de la
crisis a Zapatero, porque no la tiene y el que lo haga, miente. Las
cosas de razón son de razón. Pero si es verdad que la negó con
intereses electoralistas sabiendo que la crisis estaba encima de
nosotros ya y que actuó tarde y mal con medidas contradictorias
dando la sensación de una descoordinación y una falta de
competencia absolutas. Este castigo de los ciudadanos lo hemos visto
también en el Principado donde en mayo el Foro Asturias de
Álvarez-Cascos consiguió vencer en escaños (no así en votos) y
aún con la que ha caído últimamente con la “pelea” de la
derecha asturiana no ha conseguido remontar como en 1999 hizo Vicente
Álvarez Areces, y eso es, en mi modesta opinión, porque el castigo
que la gente ha dado al Partido Socialista es un castigo contundente,
del que tardará tiempo en recuperarse.
Por
último también quisiera referirme al tema de UPyD, y es que como ya
dijimos, el partido menos votado, con mucha diferencia sobre las
otras cuatro formaciones, va a ser el que marque la hoja de rumbo del
nuevo ejecutivo regional, cosa que no puede ser buena en una
democracia. En las próximas semanas veremos como acaba este
intríngulis en el que nos hallamos.