Las
elecciones a la Junta General del Principado de Asturias del 25 de
marzo, dejaron ante los asturianos un panorama aún más débil del
que ya había en meses anteriores. Y es que ante estos resultados
(PSOE 17, FAC 12, PP 10, IU 5, UPyD 1) un bipartito, un acuerdo entre
dos, no sirve de nada, además porque la izquierda y la derecha suman
el mismo número de escaños, 22. Por tanto se hace necesario el
apoyo de una tercera fuerza para resolver el entuerto que sería el
único escaño que UPyD obtuvo.
Tras
las elecciones de mayo de 2011 la derecha que sumaba 26 escaños (3
más de los necesarios para la mayoría absoluta situada en 23) no
consiguió ponerse de acuerdo y tras unos meses de gobierno, ante el
rechazo a los presupuestos del gobierno de Álvarez-Cascos, éste
disolvió la Junta y convocó elecciones. Pero es que si antes era
necesario el gobierno entre dos, ahora lo es entre tres; y esto
debilita aún más la ya de por sí dificilísima situación
económica de nuestra región. Las nuevas elecciones trajeron consigo
más gasto y una pérdida de tiempo ya que además de no servir para
nada, salvo para empeorar las cosas, el 2011 fue un año perdido por
las elecciones municipales y autonómicas primero, y las generales
después. Siempre unas elecciones con la salida del gobierno en
funciones y la entrada del nuevo, traspaso de poderes, nuevos
nombramientos, llevan un tiempo que está estipulado y que no se
puede acortar. Este vacío de poder en circunstancias normales podría
pasar pero con la situación económica por la que atravesamos es
favorecer aún más el hundimiento.
Deberíamos
hacer una serie de reflexiones:
- ¿Por qué FAC y PP no se pusieron de acuerdo cuando tenían mayoría y ahora si lo hacen?
- ¿Por qué a pesar del “espectáculo” que ha dado la derecha el PSOE no remonta de manera notable como pasó en 1999 cuando Álvarez Areces arrasó ante la división de la derecha entre PP y URAS?
- ¿Cómo es posible que justamente el partido que menos votos ha recibido vaya a ser el que marque la hoja de rumbo del nuevo gobierno?