Los amigos del cuquismo (UPyD Asturias, no confundir con otro UPyD de otra zona de España) tienen un programa muy concreto a nivel autonómico para Asturias. Aquí exponemos el punto del mismo referente 3.5.-El modelo productivo asturiano. Juzguen ustedes mismos, pero o engañan o son unos oportunistas:
La economía asturiana presenta unas especificidades que la diferencian de las del resto de Comunidades Autónomas. Al tradicional protagonismo de la industria pesada y la energía, en la actualidad menos acentuado, se le suma un sector primario de reducidas dimensiones, un menor desarrollo de la construcción de vivienda, una creciente dependencia de la obra pública y de los servicios públicos, así como un menor dinamismo de ciertas ramas de los servicios de mercado en comparación con la media nacional. La notable aportación en términos de valor añadido y de productividad de las ramas industriales y energéticas ha permitido a nuestra economía mantener ciertas ventajas competitivas. Por el contrario, las dificultades que afrontan la construcción (incluyendo la obra pública), las actividades agrarias y buena parte de los servicios, constituyen un serio desafío para el modelo productivo asturiano, que de una u otra forma tendrá que adaptarse a las nuevas circunstancias que resulten tras la fuerte crisis económica.
Sin embargo, una economía de libre mercado no puede modificar su estructura productiva para adaptarse a las nuevas exigencias de competitividad únicamente a través de ciertos cambios legales y en un periodo de tiempo reducido, como podría deducirse de las demagógicas soflamas y propuestas que desde izquierda y derecha hablan de un “cambio de modelo productivo”. En absoluto. Existen muchos condicionantes en la estructura económica de un país o una región que dificultan cambios rápidos (capital productivo disponible, formación de los trabajadores, nivel tecnológico alcanzado, movilidad espacial y sectorial de los factores productivos, etc.) y nada asegura que tal cambio sea para mejor si no se dan las condiciones adecuadas. Por otra parte, las actuaciones del sector público ante la crisis, mediante ayudas a los sectores productivos afectados y políticas de protección social, al margen del efecto populista que persiguen, lo que en definitiva consiguen es introducir mayores rigideces y disminuir los incentivos para una rápida reubicación de capitales y factores productivos acorde con las nuevas exigencias competitivas.
Por otra parte, las nuevas actividades y los sectores productivos que salen reforzados tras una crisis se desarrollan sobre unas bases existentes, y son capaces de aprovechar las fortalezas y las oportunidades de cada territorio antes las nuevas condiciones y requisitos del mercado. Es una quimera tratar de construir una estructura productiva completamente nueva mediante un sistema planificado, y cualquier intento en este sentido está llamado a fracasar, tal como la Historia se ha encargado de demostrar. Una estrategia acertada no sólo debe ser capaz de vislumbrar las nuevas oportunidades que los cambios ofrecen, tarea que compete fundamentalmente a los empresarios, sino que también debe contar con los elementos del modelo existente que tienen potencial de futuro y las actividades tradicionales que siguen constituyendo un pilar productivo.
Dicho de otra forma, las economías no evolucionan sustituyendo completamente un modelo productivo por otro, sino que lo hacen modificando de manera paulatina el existente, en una permanente transición y adaptación a las exigencias competitivas. Por ello, la economía de Asturias, esto es, básicamente la suma de sus trabajadores, sus empresarios y sus instituciones públicas, no puede transformarse de forma inmediata en lo que nunca ha sido y quizás nunca sea, sino que ha de ser capaz de identificar lo válido del actual modelo, de reformar lo que es perdurable para adaptarlo, de abandonar las actividades caducas y sin futuro, y de implantar nuevas actividades sobre la base de sus propias fortalezas. Para que esto sea posible es imprescindible en primer lugar que el sector público no impida que ese movimiento natural de factores productivos se produzca; más bien al contrario, debe contar con dirigentes suficientemente capaces como para ser conscientes de este hecho y colaborar con los empresarios y trabajadores en el éxito de esa transición permanente.
Unión, Progreso y Democracia, consciente de las dificultades que ha de afrontar la economía asturiana y nacional, no pretende ofrecer a los ciudadanos asturianos una propuesta demagógica que contenga soluciones aparentemente fáciles para esta grave situación, y mucho menos pretende detallar cuál ha de ser el modelo productivo hacia el que debemos transitar, como si de una economía planificada se tratara. No es posible encontrar un camino para retomar la senda del crecimiento económico y el empleo mediante actuaciones que procedan únicamente de los poderes públicos, sino que debe existir una positiva colaboración entre éstos y los agentes privados.
A las instituciones públicas les corresponde establecer en Asturias el marco adecuado que facilite un crecimiento de la actividad económica y la aparición de nuevos proyectos empresariales mediante las políticas transversales anteriormente analizadas (como el impulso a la sociedad del conocimiento y la innovación, el apoyo a los emprendedores, a las pymes y la internacionalización, una dotación adecuada de infraestructuras, una Administración menos burocratizada, una adecuada presión fiscal, etc.), y a través de políticas sectoriales coherentes y de acuerdo a una estrategia acertada que, siendo conscientes de la responsabilidad que corresponde a empresarios y trabajadores, facilite su adaptación a los rápidos cambios y su supervivencia futura, especialmente en aquellos sectores más influenciados por la intervención pública. En este sentido, las actuaciones públicas han de establecer los incentivos adecuados, bien para facilitar el potencial de crecimiento de los sectores cuando exista, como para no impedir el trasvase de factores de producción hacia otros sectores cuando dicho potencial no exista, evitando en todo momento sostener de forma artificial sectores caducos o supuestos sectores de futuro mediante ayudas y contratos públicos, como viene ocurriendo con la pomposa expresión del gobierno regional (que caracteriza su concepción intervencionista y planificadora de la política económica) “del carbón al ratón”. Es preciso terminar cuanto antes con la tradicional cultura de la subvención y la dependencia de lo público que cercena toda posibilidad de implantar una nueva mentalidad emprendedora. Por otra parte, la Administración ha de gestionar eficaz y eficientemente los servicios que presta, de manera que cumplan con la finalidad prevista y se detraigan los menores recursos, vía tributaria, de los ciudadanos, lo que facilitará igualmente el desarrollo de la actividad económica privada.
Asturias es una región que sabe bien lo que significa un “cambio en el modelo productivo”. Los asturianos hemos visto cómo nuestra economía ha evolucionado desde una estructura apoyada fundamentalmente en las actividades que giraban en torno al carbón y al acero, fuertemente tutelada por el Estado y la gran empresa pública, y en la cual la presencia de los servicios privados era claramente inferior al resto de España, hacia una economía en la cual la dependencia de estos pilares han perdido mucho peso relativo. Las sucesivas crisis económicas han perfilado un nuevo reparto de actividad, que sin embargo no ha prescindido de aquellas ramas con una mayor capacidad de generación de riqueza en un nuevo contexto de exigencias en términos de competitividad. Por ello, la necesaria adaptación a unas nuevas circunstancias no ha de venir únicamente por el desarrollo de actividades completamente nuevas, sino que debe basarse en la explotación inteligente de aquellas fortalezas y oportunidades que ya tenemos como región, y que se plasman en determinadas ramas productivas que constituyen los “polos tractores” de nuestra economía.
Estas ramas de actividad tienen la misión de ejercer de “motor de arrastre” en la fase de recuperación económica por su potencial de crecimiento, permitiendo el desarrollo de nuevas actividades y ejerciendo efectos positivos indirectos sobre el resto de sectores. Se caracterizan por seguir una trayectoria ascendente en la última década en términos de empleo estable y de calidad, productividad y generación de valor añadido, tanto en términos absolutos como comparativos con otras regiones españolas, y son por lo tanto elementos clave que deben ser utilizados y potenciados para alcanzar mayores niveles de competitividad y empleo de la economía asturiana en su conjunto, lo que redundará en un mayor bienestar para todos los asturianos.
La estrategia a seguir desde las instituciones públicas para colaborar en su desarrollo y en el cumplimiento de su papel dinamizador del resto de ramas productivas no ha de ser tanto planificar y definir qué actividades han de conformar este núcleo y qué peso ha de alcanzar cada una, pues ello será el fruto de la libre actuación en el mercado de las empresas y los consumidores, sino prestar una especial atención al entorno regional en el que estas actividades con más futuro se desenvuelven, facilitando al máximo que se puedan desarrollar ámbitos de interés común y “economías de aglomeración” entre productores, clientes, proveedores y trabajadores, donde la especialización de todos estos agentes y la mejora continua sea un atractivo para el propio sector, ejerza efectos de “arrastre” positivos para todas las ramas de actividad relacionadas y sirva de fuerte incentivo para nuevos proyectos de inversores internos y externos, así como en definitiva un beneficio para toda la sociedad asturiana.
Cada uno de estos “polos tractores” requiere medidas específicas que permitan consolidar su posición de liderazgo, y han de contar con especial atención por parte de todos los agentes implicados en asuntos específicos como la formación profesional, el apoyo a la innovación, la investigación y el desarrollo de nuevos productos, la internacionalización de las empresas, la financiación y el capital-riesgo, etc. Esta visión no implica en absoluto un abandono de otros sectores y ramas de actividad, sino que permite diseñar una estrategia clara y acertada en materia de política económica regional
Entre las ramas que destacan por su competitividad y su constante crecimiento en términos de empleo, valor añadido y productividad, y que por ello merecen especial atención y apoyo por parte de la Administración Pública con el fin de aumentar la competitividad de la economía asturiana, cabe destacar las siguientes:
- Industria de transformación agroalimentaria: genera un empleo directo de 9.000 puestos de trabajo, y tanto su aportación al producto bruto regional como su productividad han crecido de manera sostenida en los últimos años, situándose esta última un 9% por encima de la media nacional. Asturias cuenta con una potente base productiva en su sector primario y con empresas líderes en el sector.
- Industria metalúrgica y transformados metálicos: esta rama productiva forma parte de la cultura industrial asturiana, y a pesar de las fuertes transformaciones sufridas en los años de reconversión industrial, continúa siendo el pilar más importante de nuestro sector industrial, con casi el 10% del valor añadido bruto regional. Da empleo directo a más de 21.000 trabajadores y cuenta con un elevado nivel de competitividad, medida en términos de productividad y costes laborales unitarios. Aunque la actividad principal gira en torno a la multinacional ArcelorMittal, existe un nutrido grupo de pymes que desarrollan su actividad con éxito en esta rama.
- Industria metal-mecánica, maquinaria y equipos: se trata de otra rama industrial tradicional en Asturias que ha crecido de forma constante en los últimos años y que da empleo a más de 8.000 trabajadores de forma directa. Aunque ha retrocedido en sus niveles de competitividad en relación a otras CCAA, mantiene un elevado potencial de crecimiento que debe ser apoyado y ofrece muchas oportunidades de negocio a las pymes asturianas.
- Industria química: al igual que las ramas metalúrgicas y de bienes de equipo, la rama de producción química forma parte de la tradición industrial asturiana que ha sabido adaptarse a los cambios gracias a su elevada competitividad, tanto por una creciente productividad y competitividad como por unos costes medios unitarios inferiores a la media nacional. Aunque su aportación al empleo es menor (unos 3.000 empleos directos), ésta ha crecido de forma constante en los últimos años.
- Producción de equipos electrónicos y nuevas tecnologías de la información y la comunicación: las ramas de la industria de productos electrónicos dan empleo de forma directa a casi 4.000 asturianos, al tiempo que las ramas de de los servicios ligados con la información y las comunicaciones generan ocupan a más de 6.000 personas. Su crecimiento en los últimos años ha sido constante, y sus mejoras en productividad contribuyen de forma decisiva a los avances en la competitividad de las ramas a las que sirven, conformando un sector de futuro que es necesario consolidar.
- Servicios empresariales: este grupo de actividades representa un volumen de ocupación de más de 40.000 personas, con una productividad superior a la media nacional, que sin embargo sigue siendo insuficiente en comparativa internacional. Su tamaño no ha dejado de crecer en las últimas décadas, debido al proceso de externalización de actividades empresariales, y constituyen un elemento clave no sólo para la competitividad del conjunto de la economía, sino también para atraer nuevas inversiones empresariales y para impulsar la actividad exportadora.
- Turismo y hostelería: el crecimiento en las actividades ligadas al denominado “turismo verde”, así como al turismo cultural y de congresos, ha permitido situar a esta rama de actividad en el entorno del 8% del producto regional. El empleo total generado de forma directa en las actividades de hostelería, artísticas y recreativas se acerca a los 35.000 puestos de trabajo, aunque sirve de soporte para otras ramas directamente ligadas al turismo. Dadas las características de Asturias en cuanto a clima y paisaje, debe continuarse, al tiempo que se potencia la apuesta por un turismo selecto, de calidad y sostenible, enfocado hacia actividades relacionadas con el potencial medioambiental y cultural de la región. Además del marco natural de que disponemos, nuestra comunidad cuenta con un importante patrimonio histórico cultural y con infraestructuras culturales del máximo nivel nacional e internacional, repartidas entre las principales ciudades de la región, que han de ser inteligentemente utilizadas en una estrategia que, coordinada desde la Administración autonómica, aúne los esfuerzos de las diferentes administraciones y evite los localismos competitivos para crear un auténtico cluster asturiano del turismo cultural y de congresos. Sobre la base de las posibilidades que ofrece esta importante dotación de recursos naturales, patrimonio histórico e infraestructuras, las instituciones públicas han de facilitar e incentivar la actividad y la creación de empresas turísticas que cuenten con elevados estándares de calidad y en la línea comentada, haciéndolas partícipes de la programación estratégica en el sector, favoreciendo el asociacionismo empresarial, la colaboración con otras Comunidades Autónomas del norte de España, la promoción nacional e internacional, y la utilización de las nuevas tecnologías para la distribución y oferta de los servicios turísticos asturianos. Es preciso impulsar aquellas variantes del turismo que tienen más futuro en nuestra región por su relación con nuestra riqueza cultural y natural, y eliminar todas las trabas burocráticas y legales de carácter autonómico que puedan frenar su expansión (como por ejemplo ocurre en el caso de turismo de autocaravanas).
- Transporte y comunicaciones: el desarrollo de ambas ramas de actividad resulta básico para alcanzar el éxito en una estrategia que persiga hacer más competitivas a las empresas asturianas, más atractiva la región como destino de nuevas inversiones, incremente la capacidad exportadora y potencie el avance de los sectores estratégicos. Además de las necesarias mejoras en las infraestructuras del transporte y de las comunicaciones que les sirve de base para su desarrollo, estas actividades -que ocupan a más de 23.000 asturianos y generan el 6% del valor añadido regional-, deben mejorar sus niveles relativos de competitividad en comparación con la media nacional.
Dentro de este análisis del modelo productivo asturiano cabe destacar otros dos sectores que tienen una especial trascendencia para todo el país y para nuestra región, que actualmente se encuentran en pleno proceso de transformación y que son objeto de un elevado nivel de intervención pública, motivo por el cual merecen particular atención en el diseño de la política económica regional. Estamos hablando del sector de la energía y de la vivienda.
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Según esto, no tiene sentido oponerse a la industria extractiva no subvencionada y respetuosa con el medioambiente. Tampoco es UPyD como ellos mismos reconocen quien de decidir por donde debe ir el futuro de una comunidad o comarca. Simplemente, es aprovechar lo que nuestra comunidad tiene para la creación de empleo e impulso industrial. Ya saben, aqui no podemos vivir de la industria Química ni Metalúrgica, sino de la ganadería y agricultura ecologica que quiere impulsar el sr. Prendes. SINCERAMENTE, CADA VEZ ES MAS DIFICIL COMPRENDER AL SR PRENDES, PERO SIENDO AMIGO DEL SR. CUCO YA NADA PUEDE SORPRENDER.