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viernes, 13 de septiembre de 2013

Daños ocasionados por el jabalí.

Las batidas de caza, sin ser una forma perfecta de
control de población de animales salvajes, ha justificado
la necesidad de las mismas para controlar aquellas
especies que carecen de depredadores naturales y atenta
contra el equilibrio del ecosistema. Foto El País.
Como viene siendo habitual en los últimos tiempos, animales salvajes, en este caso jabalís, han ocasionado daños en plantaciones de maíz de la zona.
El aumento de especies como corzos, jabalís, lobos, etc. en los últimos años en Asturias ha destapado un problema secular. La relación entre el mundo salvaje y el mundo del hombre no es idílica ni perfecta. 
Concretamente el ser humano, desde el neolítico hasta la época actual, se ha caracterizado por una expansión de su habita y por lo tanto un recorte del  mundo “salvaje”. Las actividades humanas  como la agricultura y la ganadería choca frontalmente con el deseo de convertir Asturias en una Gran Reserva. 
Es fácil (sin evaluar las consecuencias reales), desde un sillón en la universidad de Oviedo, o en la Junta General del Principado o sin ir más lejos, viviendo en ciudades y villas, querer que Asturias solo sea un paraíso natural, donde los animales salvajes y sin control se multipliquen al carecer de depredadores naturales. Pero esta postura neo-ecologista es peligrosa y dañina, no solo para las actividades de agricultores y ganaderos (los primero afectados), sino para el ecosistema en general. Un boom de animales salvajes sin depredador conocido puede suponer el fin de un ecosistema. Sino miren el ejemplo de Australia: plagas de conejos y ratas al carecer de depredadores destrozaron pastos y propagaron enfermedades.  
Por otro lado, asociaciones ecologistas buscan evitar la
matanza o persecución de especies salvajes. No obstante
los daños que generan a los ganaderos es una realidad, donde
también sufren otros animales, los domésticos, que son
masacrados.
Por supuesto la situación en Asturias es muy diferente al daño ya irrecuperable de Australia. No obstante, hay que dar soluciones al descontrol del número de animales salvajes, así como dar una solución a ganaderos y agricultores, sectores fundamentales de la economía asturiana, y que parece solo preocupan a los neo-eco cuando se quiere instalar industria, pero no cuando el daños lo produce sus “idílicos” planteamientos de una gran reserva natural donde animales se multipliquen y crezcan sin control. 
Se puede buscar varias soluciones, por ejemplo, ante los daños de jabalís, el Ayuntamiento de Tapia de Casariego podría autorizar batidas de caza. Estamos en el periodo para hacerlo y concretamente desde hace ya dos años no se hizo ninguna en Tapia de Casariego. No es de extrañar el aumento de animales salvajes y los daños que ocasionan.