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jueves, 5 de julio de 2012

Opinión de Jaime Izquierdo, biologo, sobre la agricultura.

Recientemente en El Comercio, el biólogo D. Jaime Izquierdo, habla sobre la agricultura en Asturias. Es de agradecer opiniones como las del Sr. Jaime, un especialista del tema y no opiniones o "sugerencias" de sectores denominados "ecologistas", personal laboral o funcionarial, quienes, como muchas veces observamos en nuestro Concejo, hablan de que hay que favorecer la agricultura y la ganadería, pero que poco les importa luego como vivirán esos agricultores o ganaderos, lo único que les interesa es mantener un status quo que les favorece a ellos, pero no a la sociedad en general y no deja de ser una de las mayores muestras de insolidaridad y egoísmos del ser humano.

Aqui pegamos la entrevista en cuestión y el enlace:


D. Jaime Izquierdo.
El biólogo Jaime Izquierdo Vallina (Infiesto, 1959) conoce como pocos el medio rural asturiano. Autor de diversas publicaciones y acreedor de numerosos premios, ha desarrollado su principal actividad profesional en el Gobierno del Principado.
-¿Cómo está el campo asturiano?
-Está, como en el resto de Europa, en la transición del modelo industrial hacia un nuevo tiempo que no tiene aún modelo definido y al que algunos nos referimos como de agriculturas posindustriales o agropolitanas.
-¿Sus principales problemas?
-Desde el punto de vista económico y empresarial, las explotaciones agrarias tienen dificultades de viabilidad. Por otra parte, desde el punto de vista territorial, demográfico y ecológico, tras el abandono de la gestión tradicional en los territorios de naturaleza campesina, han entrado en deriva ecológica, lo que se traduce en matorralización, mayores riesgos ambientales y pérdida patrimonial y de biodiversidad. Y, desde el punto de vista social, la agricultura nunca ha sido considerada como una profesión de prestigio, es arriesgada, apenas deja tiempo libre y no está bien retribuida. Además, no ha alcanzado su legitimidad social, a pesar de ser fundamental para la región, y por eso no resulta atractiva para los jóvenes.
-¿Qué nos ha llevado a esto?
-Hay tres razones principales. Una que se relaciona con la implantación del modelo industrial clásico de intensificación especialización, monocultivo y economía de escala en la agricultura que funcionó relativamente bien en Asturias durante el tiempo en el que el mercado tenía fronteras y no teníamos las infraestructuras de comunicación actuales, pero que empezó a dar síntomas de debilidad ante la apertura de los mercados hacia Europa y el resto del mundo junto con la mejora del transporte y las comunicaciones.
-¿Y las otras dos?
-La segunda razón, específica de Asturias, tiene que ver con las limitaciones de una región de montaña y periférica donde la implantación de la agricultura agraria industrial tiene importantes limitaciones. Y una tercera razón, más sibilina y netamente española, hunde su raíz en un prejuicio concebido durante el tardofranquismo que ha llegado a nuestros días y por el que se acuñó como verdad absoluta que la agricultura y los paisanos son siempre perjudiciales para la conservación del «medio natural».
-¿Cómo se puede arreglar?
-Es prioritario asumir, sin necesidad de traumas ni rasgado de vestiduras, que necesitamos introducir reformas estructurales en la agricultura y la conservación de la naturaleza, además de en otros asuntos que tienen que ver con la política cultural, la formación profesional de los futuros agricultores, la economía regional o el desarrollo rural y que afectan al campo. Esas reformas y superar algunos prejuicios y tópicos son fundamentales para favorecer la transición de los tiempos de lo industrial a lo posindustrial.
-¿Es sostenible el campo asturiano sin ayudas?
-No, no es sostenible. Pero tampoco lo es mantener un sistema de inyección de renta agraria igual para todos los escenarios de montaña y desvinculado del mantenimiento activo de los sistemas agroecológicos locales.
-Uno de los principales problemas de los ganaderos están siendo los ataques del lobo. ¿Es posible la convivencia entre lobos y ganaderos?
-La idea de 'convivencia' no es posible. Las relaciones entre pastores y lobos siempre han sido de competencia: los lobos quieren comerse a las ovejas y los pastores tratan de que no lo hagan. En segundo lugar, sí es posible hablar de cierta tolerancia que permita la coexistencia entre lobos y ganados en un mismo territorio, pero eso no quiere decir que pueda entenderse como una fórmula de aplicación general. Sería una barbaridad, por ejemplo, que los lobos criasen en Oviedo, Noreña, Luarca, Llanes o, como hemos permitido, en la vertiente marítima de los Picos de Europa.