Se está produciendo una oposición de varios vecinos de Tapia que se siente perjudicados ante el enclave previsto para el Velatorio en nuestra villa.
Como ya han podido ver los lectores de El Nuevo Faro, se ha publicado cartas de afectados por la situación del Velatorio, donde expresan, no su oposición, sino que el lugar no es el adecuado. Sugiriendo otros entornos mejores como el polígono por ejemplo.
En El Nuevo Faro de Tapia hemos recibido varios emails (alguno se ha publicado) en una clara línea de oposición al lugar previsto. A la vez, se preguntaban cómo es posible que el Ayuntamiento no escuche a las personas que están en contra de la ubicación inicial.
Casi le podemos responder a esa pregunta, el Ayuntamiento gobernado por el Sr. Cuco y la sra Vigon es un Ayuntamiento muy poco dado a escuchar aquello que no quiere escuchar. Lo hemos estado viendo durante meses en el caso de los tapiegos a favor de la mina de oro, que solo han recibido por parte del Sr. Cuco alguna declaración malsonante o indiferencia. En cambio nuestro alcalde se posiciono (por un claro motivo de sus base electoral) a favor de plataformas contrarias a la mina. Visto este pasado (en un tema que afecta a mucha más gente que el actual Velatorio) podemos comentar que no siempre el sr. Cuco oye a todos los tapiegos y se mantiene imparcial, en ocasiones se ha posicionado a un bando claro.
En esta ocasión, el tema del lugar, lo que debe cumplir el ayuntamiento, y que tanto recalca el sr. Cuco para otros asuntos, es la legalidad. Si la empresa que quiere instalar el Velatorio cumple con la ley y normativa está claro, si en cambio no la cumple o se ha detectado algún fallo de forma o contenido en la elaboración de la solicitud o temas burocráticas, no debería abrirse almenos en esa ubicación.
Al margen de esto, independiente de la legalidad, y simplemente usando el sentido común no debiera darse ningún problema y menos imposición. Es decir, el alcalde podría estar negociando con los afectados y con la empresa y analizar la posibilidad de otras ubicaciones, que efectivamente las hay y no solo una, sino varias. Esto lo haría un alcalde de consenso y con carácter negociador, pero como comentábamos, nuestro alcalde, visto lo visto en otras situaciones no es muy dado a negociar y en ocasiones está sujeto a una base electoral muy definidina y reconocida (a la vez importante en número, pero no mayoritaria) que marca el devenir de la mayoría de los tapiegos.